Todos los días intento escribir... ya no puedo, se ha terminado, oxidado, secado, embrutecido, desvanecido en la bruma mi capacidad imaginativa escritural que tuve (creí o aparenté tener) hace un par de años. Leer a Joyce o a Pessoa no ha permitido aclarar el obnubilado pensamiento y, abrumada por el vergonzoso cese de funciones mentales, aquí estoy: copiando poemas de los heterónimos del ya citado portugués...

*No pienso en nada, pues no soy nada*