CONFESIONES DE UNA MUJER DE MIERDA

N. A. Aclaro, antes de que sigas leyendo, que no hablo de mí... por qué habría de llamarme una mujer de mierda cuando todos sabemos que yo soy simplemente genial?
Disfruta, pues, de una de las pocas seudo creaciones escritas especialmente para este espacio
*Küsse*


pic by Russell James

Una siempre tiene esos días, ¿apoco no?

Con "esos días" no quise referirime a la regla que, de por sí, hace las cosas un poco más miserables de lo que ya eran.

Te decía, una siempre tiene esos días, ya sabes, en verdad quieres, necesitas sentirte sexy y nada más no puedes. ¿En qué consistirá eso?

Desde que te levantas intentas ser la mujer más sexy del mundo y te pones ese "saltito de cama" de satén que te regalaron en Navidad, pero como que no lo luces, te ves igual de sosa y legañosa que esa vez en casa de C., ¿te acuerdas?, tuviste que levantarte a las 5 de la mañana para arreglarte y aparentar que despertabas fresca y sin bigote... al menos ese día te prepararon el desayuno...

Es uno de esos días en que te depilas cada indeseable vello hasta que pierdes la sensibilidad, te exfolias la piel, te untas mil doscientas mascarillas y el tratamiento del cabello, y sabes que no eres sexy.

Recuerdas que prácticamente gastaste tu última quincena en unas sales de baño carísimas: un baño te hará sentir super sexy. Pero a pesar de las velas, la música revitalizante (sí, el disco que te regaló el instructor de yoga) y haber estado media hora remojándote en tu propia mugre, nada. Sales del agua y, aún escurriendo, te miras en el espejo: no eres fea, el spinning y las caminatas te han dado un cuerpo más o menos agradable, pero de verdad que sexy no te ves. Quizá es la desnudez, te dices mientras unas aromáticas cremas envuelven tu exfoliada piel, que sigue sin ser sexy a pesar de la suavidad y los tratamientos. Victoria's secret podría ser tu salvación, pero no, sigues igual.

¡Puta madre! A ver si el corsé, los jeans atascadísimos y esos stilettos de 15 cm de altura te ayudan. Súmale el super peinado y el maquillaje provocativo pero sutil, tampoco quieres parecer puta en busca de clientes. Lo peor de días así es que te miras al espejo y notas lo bien que te ves, pero sexy no eres.

A lo mejor naciste sin esa cualidad, tú naciste sin el gen del sexyness, tus padres tienen la culpa y tú aquí sufriendo porque de plano nada de nada. Sin embargo, el internet no arroja respuestas concretas acerca del gen que te falta; así que si no puedes culpar a tus padres, culpa a los otros.

¿Cómo no se te había ocurrido antes? Le hablas a tu fan ese, el tipo que siempre te dice cosas lindas y te infla el ego por los cielos. Tienes al pobre hombre hablando más de media hora, pero no te hace sentir sexy a pesar de sus esfuerzos. Mejor le cuelgas, no sin antes acordar que te lleve a ligar al antro en la noche: total, siempre que sales con él lo haces ver como tu amigo gay y te da una suerte para ligar impresionante.

Aunque piensa, eres mujer, seguro que te deprimiste porque se te rompió una uña, sabes que salir de compras te hará sentir mejor. Pero no, saqueas la tienda hasta el punto en que se derrite tu tarjeta y no por ello te sientes más sexy.

Sales con tu fan en modo amigo gay y obtienes algunos números telefónicos y un par de invitaciones para abandonar al incauto y huir con otros tipos que sí están de buen ver, pero prefieres regresar sola a casa y dormir temprano: no eres sexy, nada ha podido ayudarte. Si la culpa no es de tus padres y de los otros debe ser tuya...

Abrumada por el inútil intento por sentirte sexy buscas ayuda en tu refri de "chica cosmo" que siempre está equipado con queso, vino y algo francés (sí, lo que sea, pero que provenga del país galo), pero el queso ya se enmoheció y hay que tirarlo, y la botella de vino está vacía -¿cuándo se te ocurrió guardarla de nuevo?-, la cosa francesa está en peor estado que el queso y prefieres no mirarla... el refri de "chica cosmo" tampoco te hace sentir sexy. Además te sientes bien pinche sola... eso no es sexy, le hubieras dicho a D. que sí te ibas con él, igual y el sexyness llegaba de un momento a otro, ¿no?

Entonces te dan ganas de morirte, imaginas cómo sería el mundo sin ti y sabes que nada cambiaría, tú no serías un cadáver sexy ni un sexy recuerdo...

Al final de un horrendo día te das cuenta de algo fundamental: ¡eres una tonta!
Y ser sexy no se lleva con la estupidez.