Me gustan las tardes lluviosas como la de hoy: las gotas caen lentamente apenas mojando el suelo, el cielo gris extiende sus brazos nubosos y todo el ambiente del atardecer se tiñe de un amarillo-marrón pálido que disminuye la luz y pontencia los pensamientos.

El mundo en amarillo siempre ha llamado mucho mi atención, me intriga y me encanta, me hace pensar... debe ser porque muchos de mis sueños son en ese color... suelo soñar en sepia. Quizá por ello esta tarde con las negras cortinas enmarcando al borroso y pálido mundo me asaltaron vívidas imágenes tuyas. Mientras transcurrían los pocos minutos de ensueño recibí la visita de un Eros medieval que tenía tu olor, el tacto de tu piel, la suavidad de tus labios, la decisión de tus manos, el calor de tu cuerpo; escuché tu voz, sentí tu respiración en mi cuello, vi tus ojos dentro de los míos...

Gradualmente la luz sepia fue transformándose en rosa, luego en oscuridad nocturna. Entonces me di cuenta de que estaba sola con un recuerdo que alimenta mi desgastado corazón...

Me gustan las tardes sepia, lluviosas como la de hoy porque espero que regreses en forma de luz para volver a tenerte junto a mí.