Supongo que ya los tengo un poco (o muy) hartos con esta crónica que de por sí es de hace siglos y además está quedando larguísima... Prometo, en adelante, posts más breves, como los de antes, ok?


Lacrimas: la salvación en manos emo

Lacrimas Profundere

Entre promesas, barullo, decepción, vasos y hielo voladores, luces renacidas y confusión se escuchó una voz que se disculpaba por lo ocurrido y anunciaba que en unos minutos podríamos disfrutar de 2 horas de To Die For tocando sólo para nosotros. Y yo, que soy fan (soy fan, soy fan), pues la verdad me sentí bastante aliviada y emocionada porque hacía bastante que no los veía en vivo.

Para mi sorpresa quienes comenzaron la instalación del escenario fueron los integrantes de Lacrimas Profundere. "Yay!!!, pensé, voy a ver a las 3 bandas que quería". Y así fue.

Lacrimas, a pesar de todo lo que había ocurrido, logró animar un buen a la gente que soportó el frío y la insertidumbre para verlos (nosotros perdimos al Sunshine quien hizo pancho por no poder ver a Leave's eyes y se fue a dormir). La verdad es que el nuevo vocalista es muy bueno e interpreta bastante bien las características rolas de la agrupación de goth metal (que, al igual que Therion, en su oscuro pasado de poca fama mundial fueron a parar a Santa Ana -aquí cerca de Toluquita-... quién diría, no?). "Canta chido para verse tan emo" dijeron unos sujetos a mi lado, quienes quizá nunca se enteraron que Lacrimas pudo tocar gracias a que los LUTO les prestaron los platillos para la batería... ¿aquellos que deseaban lincharlos por su look emo se habrán enterado de ello?

A pesar del frío que arreciaba constantemente, el poco tiempo que tocaron fue en extremo disfrutable y un perfecto preámbulo para lo que vendría.



Weather to die for...

Kitsune y Jape

De nuevo desmontaje y montaje de escenario. Durante ese lapso pude ver a Kate (a quien, por problemas de recepción del celular tampoco había podido contactar), me dio mucho gusto platicar un poquito con ella pues no habíamos podido hacerlo desde el concierto de Katatonia. Sin darme cuenta ya tenía un excelente lugar en la primera fila y no deseaba deshacerme de él. Platicando con las personas al rededor, cubriéndome y brincando un poco pude aguantar el frío que llegaba en un fuerte viento, nos estaba helando encima, pero esperábamos con ansia el espectáculo que sería el mejor del festival.


Kitsune y Josey

A veces soy una groupie incorregible, lo acepto. Pero en serio fue un concierto exceltente: la manera perfecta de cerrar un evento tan atropellado. Con el cabello volando en el viento helado canté hasta sentir que los decibeles de mi voz afectaban los órganos internos del chico poblano que estaba a mi izquierda. Head-banging, el calorcito del goth metal finés... Too much ain't enough, Guilt ridden state, Live in you, Liquid lies, Like never before, I just died in your arms, Sea of sin, Little deaths, In solitude, In the heat of the night, Farewell, Wicked circle, Hollow heart y Años de dolor (no presisamente en ese orden)...

Y es que escuché muchos comentarios de quienes no eran fans de TDF: "en el CD suenan regular, pero en vivo son otra onda", "salvaron el evento", etc. y me sentí bien porque supe que la sensación tan gratificante que me llenaba no se trataba sólo de la emoción de ser groupie y ver a una de tus bandas favoritas, también ese sentimiento colectivo de gozo ante algo que nos unió a todos: el metal.

To/Die/For

Después de un par de emotivos encores terminó el evento y, a pesar de los molestos acontecimientos, tenía un buen sabor de boca casi a punto de las 6 am del 2 de marzo. Después de la excitación del momento algo volvió a golpearnos recordándonos que estábamos en el Ajusco: el frío.



Amanecer en la montaña

Calentándonos al sol cual surikatos

Con una fogata improvisada en un bote nos sentíamos vagabundos de las películas. Vasos, ramas y demás se quemaban para mantenernos lúcidos mientras (debido a los materiales con que contaminábamos el ambiente) una llama verde bailaba entre el fuego conocido en medio de la pesada oscuridad que precede al amanecer. "Ahí tienes tu arora boreal" le dije a Adriana.

Recibimos el sol con la alegría de unas margaritas de jardín y emprendimos el camino de regreso a casa con el sueño pegado al abrigo, el frío a la cara y el metal al corazón.