Parte de la serie "Reseñas de cosas que pasaron hace un buen y a nadie le interesa recordar" es presentado ante ustedes Kitsune en Sonora. Patrocinado por chicken in a can icon, el pollo en lata más cute del mundo del software.
*Todas las fotos cortesía de Ro (excepto la del gatito sonorense, ésa la tomé yo)*



Como algunos de ustedes saben del 12 al 15 de marzo estuve rondando en Hermosillo con motivo del 4° Foro Nacional de Estudiantes de Lingüística y Literatura. 

A pesar de los conflictos pecuniarios decidí asistir para regodearme en las delicias norteñas y presentar mi ponencia, de la cual estoy muy orgullosa pues ya tenía tiempo con la espinita de hacer literatura comparada con el Kalevala y, por otro lado, hablar del papel del metal en la literatura; así que cuando surgió la idea de unir ambos temas conseguí un texto con el cual me divertí sobremanera y del que me gusta platicar horas y horas.



Me gustó el desierto porque en esa época del año no se convierte en un sitio hostil, horno, misil solar de aniquilación humana... Lo cual no quiere decir que no haya experimentado una sensación de vacío, y no mía, sino del ambiente, miras al horizonte y parece que a Natura se le olvidó amueblar.

Quizá por lo mismo la Facultad de letras y lingüística parece un oasis: el jardincito con flores y los espacios para relajarse y tomar un revitalizador té helado parecen salidos de un cuento.



Como siempre en esta clase de eventos disfruté sobremanera la oportunidad de reencontrarme con cuates de otros congresos y conocer más. Fue, pues, todo un gusto ver a Cynthia, Susana, Mayra, Juvi, Rodrigo, San Blas, Misa, la banda de la UAM-I y todos con quienes conviví de una u otra forma.

¿Y las delicias norteñas se preguntarán? Todo es bueno excepto la cantidad excesiva de cervezas light y tecates en los refirs del super, los bares, etc. Llegué al reino de la carne en las presentaciones más diversas y más deliciosas. No puedo dejar de lado los ricos mariscos y, por supuesto, *redoble de tambores* la salsa yaqui que, importada por mi propia mano hasta Toluquita, hace mi vida más feliz (aunque mis reservas se acabarán pronto, NOOOOO!!!).



Amenacé con regresar, no sólo para presentar una ponencia aún más genial en el 5° foro, también para hacerme de otra dotación de salsa, comer dogos de la uni, repetir la hazaña de los burritos percherones, buscar al amoroso gatito sonorense que conocí afuera del mítico Pluma y comprender las extravagancias de decoración de Natura.