*Advertencia: sin querer este post quedó largo y aburrido...*


Esto de soñar con escritores y poner títulos malos a los posts (aunque yo insita en pensar que son inteligentes juegos de palabras... pobrecilla) se está saliendo de control, y no es que lo haya controlado alguna vez, pero el hecho de que comience a hacerse natural la cada vez más familiar frase matutina "hoy soñé con..." me provoca la sensación de que no es algo que yo pueda detener o continuar experimentando a mi antojo, así que sólo me queda contarlo mientras pueda... lo de mi pretendida brillantez, bueno, mejor no hablar de ello...

Hace más o menos tres semanas me preguntaba quién sería el siguiente del canon, ha dos noches obtuve la respuesta: Philip K. Dick.

Si bien al principio del sueño no tenía la menor idea de quién era el nervioso tipo barbado que me pedía hablara con un funcionario del gobierno acepté la misión encaminándome por los laberínticos pasillos de un edificio que más que de oficinas gubernamentales me parecía un hospital. Al parecer yo conocía muy bien el lugar porque daba giros o seguía de largo con bastante seguridad, de repente llegué al umbral de una oficina cuya puerta estaba abierta, entré y miré a un tipo gordo vestido con un traje negro de mal gusto, él extendió la mano invitándome a sentarme, "¿a qué debo la visita, señora Dick?". Como un golpe en la cabeza me di cuenta que el hombre de barba no sólo era Philip Dick, también mi esposo, ambos teníamos un hijo y yo estaba en esa oficina para pedir que no fueran crueles con el muchacho.




Resulta que en el sitio donde vivíamos, un mundo de estilo steam punk, estaba por llevarse a cabo el rito de iniciación para los hombres que se hacían adultos: emprender un viaje del que sólo pocos regresaban. Dick era considerado un paria social porque no había querido participar en tal evento, pero había partido aún siendo considerado un niño; un día reapareció como si nada ganándose el desprecio de las autoridades de aquel lugar. Para ser el hijo de un aventurero, el nuestro no había salido muy brillante, era un poco ñoño y su padre temía que no regresara de las aventuras en el "exterior", por eso yo me encontraba abogando por él.

Mientras intentaba cambiar la suerte del chico comenzó la aventura. Pude ver que el equipo de ñoños sin experiencia del que Dick-hijo formaba parte comenzarían desde un risco y no sabían cómo bajar. Philip llegó escalando hasta ellos y los ayudó a "secuestrar" una máquina voladora de la policía que pasaba por ahí, la caída fue aparatosa, pero los muchachos pudieron seguir hasta las puertas de nuestro mundo que se abrieron pesadamente, afuera había una serie de puertas que debían contener mundos similares al nuestro, y más allá estaba el horizonte. "Ve con ellos, te necesitarán", me dijo el escritor y corrí a alcanzarlos. Ellos se habían adelantado, robado un telescopio y arrojado rodando como niños en una colina, todo mientras yo me maravillaba de nuestro meta-mundo y despedido de mi barbado "esposo" con un asentimiento de cabeza.

En la colina encontré llaves, candandos y una delgada cadenilla muy larga. Abrí cada candado y un hombrecillo apareció ante mí, me dijo que las cadenas podían ser usadas como cuerdas y que, con el uso indicado podrían convertirse en excelente protección para la batalla; su mirada se posó un edificio que parecía templo hindú: hacia allá se dirigían los jóvenes. Las recogí todas y me dirigí hacia el "templo", al fin y al cabo necesitaba al menos una cota de malla para lo que vendría...


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"Fluyan mis sueños, dijo el policía."