"Mientras el destino me lo conceda continuaré fumando"
Álvaro de Campos. Tabaquería

Resulta un caso de lo más extraño encontrar a alguien que se apellide "persona", genios literarios como el suyo son creados por la humanidad cada tres o cuatro siglos (como se expresara Kawabata acerca de Mishima); sin embargo, el hecho ocurrió en Portugal hace poco más de cien años: Fernando Pessoa, la Persona, el ser de las máscaras, el tipo que parecía desvanecerse en el aire, un sujeto que logró la genialidad desdoblándose en los ya conocidos heterónimos Álvaro de Campos, Alberto Caeiro y Ricardo Reis, cada uno de ellos con una biografía y vida propias, con un estilo literaio único y características físicas diversas, quienes convivían en la misma persona-universo con los semiheterónimos Pedro Botelho, Antonio Mora, Fausto, Alexander Search, Bernardo Soares, Frederico Reis, Barón de Teive, Vicente Guedes y los seudónimos Raphael Baldaya, A.A.Cross, Thomas Crosse, Pantaleao, Chevalier de Pas, Charles Robert Anon, Maria Jose, Adolf Moscow, Jean Seul de Méleuret. "No sé, por supuesto, si ellos son los que existen o si soy yo el inexistente: en estos casos no debemos ser dogmáticos".